Cuatro preguntas:
¿Es verdad?
¿Estás completamente seguro de que es verdad?
¿Cómo es tu vida con esta creencia?
¿Cómo te sentirías/ vivirías tu vida sin esta creencia?
Cuatro preguntas y el reto de dar las vueltas a la creencia.
Con algo tan sencillo, cuatro preguntas, Byron Katie desarrolló un método de trabajo personal para desmontar creencias limitantes de una potencia increíble. Su historia personal es muy interesante y la explica en su libro Amar lo que es. En su web vienen textos y vídeos muy interesantes, así como hojas de trabajo de ejercicios tan potentes como:
Instrucciones para realizar El Trabajo
Y otros materiales.
Lo que me encanta de Byron Katie es su idea de que:
¿Qué mayor demostración necesitas para saber que algo es como debe ser si, de hecho, es así?
De ahí el título de su libro: Amar lo que es.
Hace unos años entré en contacto con el método The Work a través de Brianda Domecq (brianda@briandadomecq.com), lo cual fue una suerte, pues acceder a algo tan potente de la mano de alguien como ella es todo un privilegio. Actualmente Brianda vive en Francia y sigue ofreciendo facilitaciones por SKYPE. En la web de Byron Katie también vienen los contactos de otros facilitadores.
Desde mi experiencia, creo que para sacarle todo el jugo a trabajar con The Work es importante contar con un faciliador que te abra al sistema de modo que se te impregne y lo integres como el nuevo programa con el que mirar y vivir la vida.
En un mail Brianda me dijo algo precioso que quiero compartir aquí con su permiso:
Qué bueno que te ha servido lo que aprendiste. Lo importante es no dejar de hacerlo, incorporar las cuatro preguntas al "disco duro" y tenerlos siempre presente
para que todo, pero solamente todo lo que la mente "cree" encuentre las preguntas y sea sometido a indagación. A la larga, uno vive con una mente dócil, tranquila, serena... callada cuando no hay
nada que deba hacer, y llena de posibilidades inimaginadas de diversión y utilidad cuando hay que usarla. La mente es uno de los mayores regalos que hemos recibido y la hemos convertido
-inocentemente- en una cámara de tortura personal. Ahora ya sabemos cómo volver a ser quienes somos de verdad y usar la mente en vez de dejarnos ser usados por la mente.