El I Ching Dao es un sistema que ha sido creado por el maestro Juan Li basándose en los principios taoistas. El I Ching Dao, como está concebido, es moderno, pero se basa en principios milenarios de la alquimia taoista de desarrollo personal. Para mí es una práctica de una sabiduría extraordinaria. He tenido la suerte de contar con Iñaki Martín como maestro en este sistema en el que sigo profundizando y que es para mí como un bálsamo integrador.
Cuando leí sobre los cinco niveles de práctica del I Ching Dao, me sorprendí ante un sistema completo de desarrollo personal que resonaba con muchas de las prácticas que había realizado en los últimos años.
En el Nivel III - Generar beneficio, Sanar la línea ancestral, vi claramente los principios de las Constelaciones familiares.
"La realidad energética es que nuestros ancestros están siempre presentes en todos los aspectos de nuestra vida. Están presentes en el código genético, en nuestra sangre, en los rasgos físicos de nuestro cuerpo, en la estructura emocional que tejemos durante nuestra existencia y en situaciones que continúan repitiéndose en la estructura familiar de la que formamos parte. Los ancestros están presentes, no solamente en las cosas negativas que hemos heredado, sino también en nuestros talentos y habilidades, las profesiones que elegimos, e incluso en los lugares que escogemos para vivir.
Los traumas que nuestros ancestros experimentaron, los deseos que no fueron capaces de satisfacer, las promesas que se hicieron y los patrones emocionales que desarrollaron, son heredados por
todos los miembros de la familia como ciclos pendientes que buscan resoluciones creativas."
El Nivel III - Generar beneficio, Matras I: mantras básicos, me recordó a las facetas de Isha.
"La práctica de los mantras, o de sonidos raíces, tiene la virtud de apaciguar las actividades del ego, de silenciar instantáneamente la algarabía mental, de unificar el sistema energético en un conjunto de vibraciones creativas, de atajar los estados negativos de la mente, de reconducir la respiración a un ritmo uniforme, de dar estabilidad a la conciencia, de refrescar en poco tiempo un sistema nervioso estresado y de poner el sistema energético en contacto con una frecuencia vibratoria más elevada. Todo esto se consigue con un mínimo esfuerzo ya que los mantras son los sonidos raíces de la creación misma. Los mantras no son sonidos del lenguaje ordinario y muchos menos oraciones que refuerzan el sentido de dualidad entre un yo y una deidad fuera de mí."
El Nivel III - Generar beneficio, El Arte Sagrado, me explicó el por qué la escritura, la pintura, la arteterapia, la biodanza, los Cinco Ritmos y la cocina consciente habían sido tan importantes para mí.
"Lo que se experimenta con la Energía Creativa y su impacto en nuestras vidas puede ser expresado por medio de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la poesía, la escritura, los relatos, la danza, la cocina o cualquier actividad para la que estemos dotados. La esencia del arte sagrado es la transmisión de experiencias que se han logrado con las prácticas para beneficio de otros seres que atraviesan el sendero del desarrollo personal."
Con el Nivel III - Generar beneficio, Orientación de grupos de práctica, entendí que el enseñar acerca de lo aprendido era
"El I Ching recomienda que, llegados al primer tercio de nuestro camino hacia el desarrollo personal, empecemos a llevar grupos que repasen las prácticas básicas, de manera que se vaya ampliando nuestro círculo directo de influencia y nuestra perspectiva del trabajo energético. El objetivo no sólo es beneficiar a otros, sino también dar un paso que ensanche nuestro enfoque más allá de uno mismo y nos abra perspectivas más amplias con respecto a lo que estamos haciendo."
Al leer el Nivel IV - Desarrollar el potencial, Integridad energética y protección psíquica, encontré un modelo como facilitadora de Constelaciones familiares.
"Hay que expandir la personalidad desplazando la atención; es decir, pasar de una focalización exclusiva en uno mismo a un sincero proceso de entrega y ayuda a los demás. Paradójicamente, cuando desplazamos el enfoque de uno mismo hacia otros, percibimos nuestra situación con mayor claridad y desapego."
"La capacidad para mantener cuidadosamente la propia integridad energética se traduce en un respeto a los límites de los otros y en un sentimiento de bienestar en cualquier lugar y frente a cualquier persona o situación."