Hay una canción de Ismael Serrano que me encanta: Canción de Amor propio. Esta canción la escucho llena de humor. Creo que sólo es un divertimento. O tal vez no. Lo que quiero decir es que es importante levantarme cada día conmigo misma y estar contenta y satisfecha. Sentirme plena para luego poder compartir con el resto. Si un rechazo me recuerda esto y me repliega a mis entretelas y me permite dedicarme arrechuchos, creo que sólo puedo estar agradecida. Si un rechazo me permite alegrarme de haberme encontrado a mí misma, entonces puedo sentirme dispuesta a dar la bienvenida a los rechazos que la vida me depare.
Gracias a estos rechazos me encuentro en el punto exacto para poder sentirme desgraciada, profundamente desgraciada. La cosa es que empiezo a pensar que el tamaño de las desgracias, el tamaño de los miedos, de los fracasos, de los rechazos, de las desilusiones, de los abandonos, de las expectativas insatisfechas puede ser muy flexible.
Michael Brown explica en el Proceso de la Presencia:
"Se nos pide que nos apreciemos por lo que somos, justo ahora, sin juicios ni preocupaciones, sin condiciones ni expectativas. Se nos pide que nos apreciemos a nosotros mismos porque, en
nuestra experiencia, nosotros somos los únicos que podemos hacerlo realmente." (p.348)
Un divertimento personal que tengo es coger cualquier canción que suene en la radio y cantarla pero formulando todo en primera persona. Lo llamo "Del de mí para mí"
y hay veces que las frases resultantes son de lo más revelador...
A veces me desdoblo y me digo al oído:
"¡Qué bueno respirar, sentirte vivo!
¡Qué bueno que te cruces por mi camino!".
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia.
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga.
¡Qué potra saber que siempre me seré fiel!
¡Qué suerte desde un principio caerme tan bién!
Y voy y me levanto cada mañana,
feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
¡Qué bonita, qué divertida es conmigo la convivencia!
¡Descojonarme de mi última ocurrencia!
Y esperarme despierto, vuelva a la hora que vuelva,
o cocinar para mí mi plato favorito,
no encontrar en el baño más pelos que los míos.
Sólo yo controlo, sólo yo determino,
mis hábitos de higiene.
Lloro en mi hombro cuando nadie me entiende.
Si me siento solo miro a la luna,
me juro amor eternamente.
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
Y voy.
Y voy y me levanto cada mañana,
feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
Y voy y me levanto cada mañana,
feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
Además de la canción, me encanta la carta a un naúfrago que la introduce...y su contestación: