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Este libro de Uan, que es simplemente maravilloso, me regaló hace poco un momento de serenidad cuando leí los siguientes párrafos.

"Hemos dicho que cada uno será una flor diferente y que sólo en la unidad del jardín Dios es pleno, pero también que aunque tengamos matices ligeramente diferentes, el proceso de crecimiento es el mismo.

Esto quiere decir que el alimento necesario para crecer, el proceso de absorción y las fases de crecimiento son comunes. Una semilla tiene contenido en ella todo el camino para llegar a ser flor, pero no lo sabe y sólo lo va descubriendo según lo va viviendo. De repente, le salen fibras que terminan surcando la tierra y resultan ser raíces, y en otro momento dejará la tierra y verá la luz del día...

Cada uno de estos caminos supone un gran sobresalto. Se puede estar preparado y favorecer el cambio o quedarse atrapado en él y ralentizar el proceso. La colaboración entre almas consiste en hacer corto para el siguiente lo que para uno fue largo, es decir, compartir lo aprendido con esa experiencia por si el siguiente quiere escuchar. En algunas ocasiones se acepta y en otras se prefiere experimentar todo por uno mismo, sin ningún tipo de colaboración."

(Nada es lo que parece, pp. 75-76)

Este libro, tan inspirador como es, me deleitó con párrafos memorables como estos:

"Con el pasar de los días, Juan se sorprendió pensando una y otra vez en la Tierra de la que había venido.

Si hubiese sabido allí una décima, una centésima parte de lo que ahora sabía, ¡cuánto más significado habría tenido entonces la vida! Quedose allí en la arena y empezó a preguntarse si habría una gaviota allá abajo que estuviese esforzándose por romper sus limitaciones, por entender el significado del vuelo más allá de una manera de trasladarse para conseguir algunas migajas de un bote. Quizá hasta hubiera un Exilado por haber dicho la verdad ante la Bandada. Y mientras más practicaba Juan sus lecciones de bondad, y mientras más trabajaba para conocer la naturaleza del amor, más deseaba volver a la Tierra. Porque, a pesar de su pasado solitario, Juan Gaviota había nacido para ser instructor, y su manera de demostrar el amor era compartir algo de la verdad que había visto, con alguna gaviota que estuviese pidiendo sólo una oportunidad de ver la verdad por sí misma."

(Juan Salvador Gaviota, pp.94-95)